Hace unos meses conté en este blog cómo la seguridad de mi residencia cuando unos ladrones rompieron el vidrio de mi auto y el de mis vecinos, había sido violada.

Un par de meses después, el tío de mi esposo fue encañonado cuando llegaba del trabajo, pero mi suegra logró salvar el día.

Este sábado, mi esposo fue víctima de un asalto a mano armada en su oficina, cuando se disponía a pagar la planilla.

A pesar de las precauciones que toma cuando realiza esta operación, su secretaria no fue tan perspicaz, y abrió la puerta a un supuesto trabajador del IDAAN cuyas intenciones no eran precisamente entregar la cuenta del agua.

Afortunadamente, la pérdida solo fue material y fuera de un par de puntadas, una vacuna antitentánica y un dolor de espalda, no pasó a mayores.

Hace unos días le dije a mi esposo que el era un blogger oculto, pero creo que se divierte más promoviendo el tira y encoge en foros ajenos. Ahora, su vivencia de este fin de semana lo llevó a escribir lo que a continuación comparto con ustedes:

Respetado Sr. Presidente

Sean mis primeras palabras portadoras de un muy respetuoso y cordial saludo, a la vez que le extiendo mis más sinceros deseos de éxitos en sus delicadas funciones.

Fuera de mis costumbres, pues ésta es la primera vez que me apersono a un medio para poder hacerle llegar esta nota, es mi intención aprovechar esta oportunidad para elevar a usted los siguientes comentarios.

Este fin de semana, he sido víctima de un asalto a mano armada, en el cual fui golpeado y amenazado en el local donde laboro para llevarse mis pertenencias. Como usted sabrá, últimamente estos casos han aumentado y cada vez somos más los panameños que somos víctimas de los robos y de los atentados contra nuestro patrimonio el cual luchamos y forjamos con sudor y sacrificio para llevar un sustento a nuestras familias.

No puedo sino reconocer, que en mi caso particular, la acción policial fue presurosa y la respuesta fue no menos que casi instantánea. Continuando con el recorrido correspondiente para presentar la denuncia, reconozco que la atención fue eficiente, y la delegada fue empática con mi estado emocional, lo cual es de gran alivio.

Pero me llama poderosamente la atención, y es aquí donde quiero comentarle, que pude reconocer, que mis agresores, portaban armas de mayor calibre que los oficiales del orden público que se presentaron a la escena. Que el personal de criminalística que debía proseguir con las investigaciones, no pudo asistirme debido a que no tenían los recursos para movilizarse hacia el lugar de los hechos.

Es aquí donde quiero hacer énfasis Sr. Presidente. Todo el personal que atendió mi siniestro, mostraron toda la disposición, el apoyo e hicieron notar que sentían empatía hacia mi situación, y también mostraron la frustración de no poder hacer más para poder socorrer oportunamente.  Como le pido a un oficial de la ley que acuda prontamente, si no dispone de la movilización necesaria.  Cómo le pido a los mismos oficiales que afronten el riesgo si no tienen el equipo para por lo menos nivelar la balanza.  Cómo se habla de reducción de la violencia, si no estamos seguros ni siquiera en nuestras propias casas.

Sr. Presidente, yo honestamente le pido mil disculpas si esta carta es inoportuna o poco acertada, reconozco que desconozco el engranaje bajo el cual trabaja el orden público de nuestro país. Reconozco que no soy político, ni mucho menos pretendo conocer como se manejan las prioridades en nuestra patria. Pero sí reconozco cuando veo la disposición de un trabajador público por ayudar, pero no puede hacerlo sino con las uñas. De mi sinceridad nace Sr. Presidente, comentarle, que no se puede trabajar sin recursos. Sí es cierto que hay que defender la patria, pero también la patria somos las personas humildes que trabajamos día a día para poder sacar adelante una familia. ¿A nosotros quiénes nos defienden? ¿Cómo podemos exigirles a esas personas un trabajo sin las herramientas necesarias?

Solo quería comentarle estas breves líneas Sr. Presidente, espero se pueda hacer algo al respecto, pues nosotros, la patria, lo necesitamos.

Agradeciéndole de antemano su atención.